Los colchones se han convertido en objetos de primera necesidad para nuestra salud de sueño. Sin ellos, no podríamos dormir cómodamente por las noches, y podríamos sufrir de diferentes dolencias y degeneraciones en nuestra espalda, hombros, y cuello.
Hoy en día vemos como los tiempos han evolucionado y cómo ahora existen categorías de todo tipo de colchones. Buscamos en internet y nos aparecerán anuncios y páginas que claman tener los “mejores colchones de látex”, “los mejores colchones de memory foam” o bien “los mejores colchones para personas que sufren de dolor de espalda y con apnea de sueño”. Es realmente impresionante cómo la tecnología ha evolucionado al punto en que nuestras bases de cama ahora pueden ser eléctricas y cómo algunos colchones han sido producidos para poder cambiar de posición, doblarse, o hasta hacer masajes. Hace 500 años, ¿quién hubiera imaginado que habrían bases de colchones que tengan sensores para que cuando bajes los pies, se prenda una pequeña luz que te guíe en la oscuridad?
En este blog, estaremos hablando un poco sobre la historia de cómo un lecho de hojas secas en tiempos primitivos, evolucionó a ser una red de empresas competitivas luchando por vender los mejores colchones que la era moderna pueda ofrecer.
Por muchos años, los primeros humanos durmieron en lechos de hojas secas, pieles, o materiales orgánicos que les aislara del suelo y que les diera un poco de confort, estos lechos luego comenzaron a ser fundas rellenas de materiales orgánicos, y no fue hasta la época de los romanos y los griegos que se comenzaron a usar plumas de ganso y oca sobre catres hechos de madera y de pieles.
¡Fueron también los romanos quienes inventaron los colchones de agua! En esa época, en definitiva debieron de haber sido considerados un lujo, o de los mejores colchones, ya que dormir sobre ellos significaba que era necesario calentar agua, de manera que estuviera tibia al momento que el individuo se arrullaba, y luego cuando se enfriara, aquella persona (aún dormida) debía de ser transladada a un colchón adyacente.
A partir de la época del Renacimiento, los mejores colchones comenzaron a ser de terciopelo o de seda, y eran rellenos de paja o plumilla. Un tiempo después, el colchón de aire fue inventado en Francia en el siglo XVI, siendo una colchoneta neumática de hule que se empleaba más para descansar que para dormir.
Finalmente, en el siglo XVII se comenzaron a usar los colchones de muelles en el Reino Unido, y aún en las primeras décadas del siglo XX, los colchones eran principalmente de lana. Ya a partir de 1925, la industria de los colchones comenzó a crecer rápidamente con cada vez más innovaciones: En 1950 aparecieron en el mercado los colchones de espuma de poliuretano, luego en la década de los 60´s comenzó la comercialización de colchones látex, y finalmente en los 70´s hubo un boom con los modelos de muelles más nuevos de la época, que fueron bastante populares.
Hoy en día, los colchones se han vuelto mucho más diversos, y los mejores colchones son capaces de hasta curar dolencias de espalda con los materiales correctos, y prevenir todo tipo de dolores musculares por la mañana, ¡que suerte que ahora existan materiales que en vez de hojas y plumas consisten en espuma viscoelástica, stylex, airvex, y bultex! que permiten todo tipo de comodidades y ventilación de los colchones.
Cómo pasamos un tercio de nuestra vida descansando, este avance ha significado una gran ayuda a nuestra salud nocturna y general. ¡qué importante es tener un buen sueño! este solo ayuda a mejorar tu calidad de vida, y no nos queda más que agradecer a aquellos que nos han facilitado nuestro descanso.